Hoy, durante la sesión de investidura del candidato a la Presidencia del Consejo de Ministros, Pablo Iglesias, líder de Podemos y Xavier Doménech, líder de Barcelona en Comú, han protagonizado el acto más escandaloso de toda la jornada, y quizás de lo que llevamos de legislatura, al abrazarse como amantes y darse un prolongado beso en los labios.
El beso de Iglesias y Doménech puede tener un triple significado.
1- Llamar la atención de los medios de comunicación. Estos de Podemos, y en particular Iglesias, no aguantan no ser ellos el centro de atención de las cámaras y de los periodistas. Así que inventan cualquier acto escandaloso para convertirse en los protagonistas. Ya lo comprobamos con Carolina Bescansa llevando a su hijo al Congreso en la sesión de constitución y zarandeándolo de mano en mano, a riesgo de que sufriese un accidente, todo por un minuto de gloria ante las cámaras. Este beso, un beso de amantes homosexuales, buscaría el protagonismo absoluto de la mañana, escandalizando a toda España y parte del extranjero.
Pablito, el hijo de Iglesias y Doménech.
2. Emular a Brezhnev y Honecker, líderes comunistas de la URSS y de Alemania Oriental, dejando constancia de su admiración por estos dos criminales dictadores que tanta sangre inocente derramaron y a tantos justos llevaron a los campos de concentración de Siberia. Es lo más lógico en estos dos aprendices de dictadorzuelos caudillistas.
3- El beso que Michael Corleone le dió a Fredo Corleone anunciándole su próxima ejecución por haberlo traicionado, en la película El Padrino II.
Si es éste el caso, no apuesto por Doménech ni un euro de madera.